El Monte Targón es la cima más poderosa de Runaterra, una montaña imponente de roca calcinada por el sol en medio de una cordillera de cumbres de escala incomparable en el mundo. El Monte Targón, ubicado lejos de la civilización, es totalmente remoto y su cúspide casi imposible, excepto para el explorador más resuelto. Como todo lugar mitológico, el Monte Targón es faro de soñadores, locos y aventureros. Algunos de estos valientes intentan escalar la montaña inalcanzable, tal vez en busca de sabiduría o iluminación, o por perseguir la gloria o quizá motivados por un anhelo profundo de pisar su cumbre. El ascenso es prácticamente irrealizable, y aquellos pocos que de alguna manera logran sobrevivir para llegar a su cima, casi nunca hablan de lo que vieron. Algunos vuelven con una mirada poseída y vacía, otros cambiados al punto de ser irreconocibles, imbuidos por un Aspecto de poder inhumano y sobrenatural, con un destino que pocos mortales comprenderían.
Targón es una región montañosa en expansión, cuyo pueblo es ingenioso y devoto…
Para los Rakkor que eligieron vivir más cerca del Monte Targón, la vida es una peregrinación eterna: siguen al sol de acuerdo con el cambio de las estaciones y migran entre los solsticios para que su luz celestial los acompañe durante todo el año.
Los caminos más antiguos entre las montañas están señalizados con portales ancestrales de metal resplandeciente…
En los valles inferiores, los Rakkor cazan y buscan comida fácilmente, cultivan huertos y se ocupan de sus rebaños…
Para los pastores que guían a sus rebaños a las colinas de la montaña, en ocasiones les resulta sencillo subestimar los extraños patrones que parecen fluir desde dentro hacia fuera de la piedra del Monte Targón…
Ahora, algunos Rakkor creen que estas formas de otro mundo fueron parte alguna vez de un gran mapa que representaba reinos desconocidos más allá de los cielos…
Entre las cimas más altas, los vientos glaciales y las nevadas azarosas sofocan al resto de las estaciones en un invierno perpetuo…
Los cielos alrededor del Monte Targón resplandecen con majestuosidad celestial: el brillo del sol y de la luna, cometas ardientes que cruzan a toda velocidad por la oscuridad y constelaciones de estrellas que no pueden verse en ningún otro lugar de Runaterra…
Mientras la mayor parte de los Rakkor se conforman con vivir por el resto de sus días en las faldas del Monte Targón, peregrinos de tierras cercanas y lejanas se ven atraídos hasta este punto para unirse a las migraciones estacionales…
Aquellos que están por ascender son celebrados en una ceremonia sagrada de despedida antes de escalar la montaña…
Al dejar atrás los lazos con Runaterra, algunos escaladores dicen que el Monte Targón parece expandirse y contraerse debajo de ellos, como si la roca misma estuviera viva…
Despiadados incluso con los escaladores más expertos, los tramos superiores del Monte Targón están plagados de vientos frígidos, tormentas árticas y avalanchas frecuentes…
En ocasiones, los escaladores consideran comenzar el ascenso en grupos, para ayudarse entre sí a lo largo de la travesía, puesto que si uno se encuentra agotado o herido no hay ninguna esperanza de ser rescatado desde abajo…
Sin embargo, la terrible altitud no es lo más peligroso del Monte Targón, sino la manera en la que pone a prueba el carácter de cada escalador…
En el caso excepcional de que un mortal alcance la cima del Targón, los cielos se abren ante él en una deslumbrante exhibición de auroras cósmicas…
Durante generaciones, los Rakkor esculpieron mercados, casas, puentes y cámaras ceremoniales basándose en las formas existentes de la piedra como guía…
Las tribus Rakkor, un nombre que, se cree, significa ''la tribu del último sol'', se jactan de contar con muchos artesanos y comerciantes talentosos…
Los Rakkor han soportado las dificultades de su patria montañosa durante milenios y, por momentos, hacen que ese estilo de vida parezca algo relativamente sencillo…
Los Rakkor no buscan luchar contra otros…
Si bien la mayoría de los Rakkor venera al sol, aquellos que dedican sus vidas por completo a ello son conocidos como los Solari…
La entrada a este templo Solari en las colinas orientales del Monte Targón está tallada en mármol con veteado dorado…
En el sagrado Templo del Sol, los guerreros más valiosos de los Rakkor buscan obtener un lugar entre los Ra'Horak, la orden militar de élite de los sacerdotes Solari…
Tildados por los Solari como herejes, los Lunari adoran la luz plateada de la luna…
Aunque no sea suficiente como para traer de vuelta a los incontables Lunari asesinados por los Solari a lo largo del tiempo, parece que el equilibrio del poder en Targón está comenzando a cambiar. Algunos rumores cuentan que el Aspecto de la Luna ha vuelto a encarnarse en su forma mortal una vez más...
Durante sus migraciones, las tribus de Targón tratan de viajar lo más ligero posible; llevan consigo muy pocos objetos…
Incluso los niños pequeños de los Rakkor son entrenados para usar ganchos y piquetas, esenciales para sobrevivir en las montañas.
Con inciensos aromáticos y extractos de algunas hierbas y plantas poco comunes, estos cuencos votivos tallados en piedra suelen usarse en ritos religiosos.
Los astrónomos y los astromantes a lo largo de Targón rastrean meticulosamente el sol, la luna y las estrellas, a la espera de revelar la voluntad de los Aspectos y adelantar su llegada a este mundo.
Los sacerdotes Solari vigilan con ahínco los cielos: usan astrolabios para predecir acontecimientos futuros a través de la medición del movimiento de algunos cuerpos celestes en específico.
Los armeros Solari crean espadas doradas ornamentadas para reflejar la luz divina del sol; estas casi siempre son portadas de manera prominente y visible por fuera de la armadura de un guerrero sagrado.
Por el contrario, las armas de los Lunari suelen ser elegantes y pueden esconderse con facilidad…
Las diversas especies nativas de Targón están excepcionalmente preparadas para sobrevivir ante las condiciones climáticas más frías, con gruesas capas de grasa y pelajes lanudos que las aíslan de vientos glaciales y la nieve…
Los ibik son herbívoros solitarios y poco comunes que provienen de las planicies bajas de Targón, en donde su leche dulce y grasosa es considerada un manjar…
Las manadas de tamu son criadas por los Rakkor…
Famoso por el trino que emite antes de abalanzarse sobre su presa, el depredador bolor se mueve en largos y fluidos saltos por las corrientes termales con sus extremidades plumíferas aerodinámicas; le encanta cazar a los tamu extraviados.